Este lunes se dictó sentencia en el juicio conocido como Séptima Brigada. La movilización previa a la audiencia fue extremadamente conmovedora, con una representación de las Abuelas de Plaza de Mayo y detenidxs durante la última dictadura cívico-militar.
La calurosa siesta correntina de noviembre caracterizaba el paisaje, junto a quienes se reunían en la plaza Vera.
La cita era a las 15:30 hs. en el lugar, para la concentración previa a un momento histórico para la provincia, en materia de mantener viva la memoria.
La preparación para este gran día se venía gestando desde hace varias semanas, pero las emociones iniciaron desde la primera audiencia.
Séptima Brigada
El juicio de la causa conocida como Séptima Brigada, cuya carátula es “Mechulan, José Emilio y otros” juzgó a diez represores por crímenes contra 104 víctimas, por delitos de detención y desaparición forzada y nacimientos en cautiverio.
Los imputados eran Pedro Armando Alarcón, José Emilio Mechulán, Abelardo Palma, Eduardo Antonio Cardoso, Abelardo Carlos De la Vega, Raúl Horacio Harsich, Alfredo Carlos Farmache, Juan Carlos De Marchi, Horacio Losito y Raúl Alfredo Reynoso.
Desde el pasado lunes 10 de agosto declararon en el Tribunal Oral Federal más de diez testigxs, frente a los jueces Juan Manuel Iglesias, Eduardo Belforte y Fermín Ceroleni.
Cabe destacar que formó parte de la querella la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y por Fiscalía se designó al fiscal federal Flavio Ferrini, quien fue acompañado por los auxiliares fiscales Juan Pedro Resoagli y Diego Vigay.
La sentencia
El pasado lunes 6 de noviembre el centro de la ciudad poco a poco se llenaba de militantes y organizaciones sociales y políticas.
La convocatoria estaba pactada para las 15:30 hs. en la plaza Vera, y de a poco fueron llegando quienes realizarían una performance en esa jornada.
Aparecían mujeres vestidas como en la década del ´70, ni bien se encontraban se saludaban y pasaban a buscar un pañuelo y un cartel con una consigna.
Tras colocarse el pañuelo en la cabeza, iban a saludarse con las otras mujeres que ya estaban preparadas.
La memoria se ha militando con tanta fuerza y se ha luchado tanto para que se mantenga activa, que esas nueve mujeres esa siesta del lunes, hicieron lo mismo que las Abuelas de Plaza de Mayo en esa época oscura de la historia nacional.
Llegaron a la plaza, se saludaron, se colocaron sus distintivos con sus carteles con consignas y se prepararon para marchar y exigir respuestas sobre la ubicación de sus hijxs.
También un grupo interpretó a quienes estaban detenidxs clandestinamente, en un traslado. Atrás de quienes realizaban la performance, había dos cuadras de manifestantes.
Avanzó primero el grupo caracterizado como detenidxs, iban en fila con los ojos vendados y las manos atadas, su vestimenta representaba los meses y hasta años que atravesaban la clandestinidad.
Les seguían las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, una al lado de la otra como una columna, una barrera que gritaba “Aparición con vida!” y “¿Dónde están nuestros hijos?”.
Desde la intersección de la calle Rioja y el pasaje Agustín González, la columna de manifestantes marchó derecho y a paso lento, hasta calle Carlos Pellegrini.
Allí se debía doblar para quedar a mitad de cuadra frente al Tribunal, pero el paso estaba cerrado.
Una camioneta de la policía impedía el paso hacia la calle del edificio judicial, tuvieron que acercarse al vehículo ex presos políticos para que se abra el paso.
Momento insólito en plena democracia y en una sentencia por un juicio de lesa humanidad de tal magnitud.
Cuando la camioneta fue retirada avanzó nuevamente la columna hasta que quienes representaban a lxs detenidxs se posicionaron frente al Tribunal.
Mientras las madres realizaban la clásica ronda, quienes fueron presxs políticxs y declararon en el juicio, les quitaron las vendas y las ataduras de las manos a quienes les interpretaban.
Una situación muy emotiva, de mucha complicidad entre ex presxs y actorxs, en la que se intercambiaron palabras y se vivieron abrazos sanadores y reivindicadores.
A las 17:00 hs. la sala del TOF ya estaba llena y presentes se encontraban listxs para escuchar el veredicto.
Las cientas de personas que quedaron fuera del edificio judicial seguían la transmisión vía YouTube, retransmitida en sonido por un gran parlante.
Alrededor de 40 minutos después finalmente se conoció la sentencia:
- Juan Carlos De Marchi, capitán del Ejército, 25 años.
- Horacio Losito, coronel, 25 años.
- Raúl Reynoso, comandante principal de Gendarmería, 18 años.
- Eduardo Antonio Cardoso, general de Brigada del Ejército, 15 años.
- Abelardo de la Vega, coronel del Ejército, 12 años.
- Raúl Harsich, coronel, 8 años.
- Pedro Armando Alarcón, sargento ayudante de Gendarmería, 4 años.
- Alfredo Farmache, teniente coronel del Ejército, absuelto.
- Abelardo Palma, comandante principal de Gendarmería, absuelto.
Las condenas afuera del Tribunal fueron celebradas con aplausos y vitoreos, mientras que las absoluciones con abucheos y silbidos.
Dentro de la sala de audiencias estaba prohibido algún tipo de manifestación verbal, pero las expresiones en las caras y abrazos y besos decían más que las palabras.
La jornada terminó con ex presxs políticxs que declararon en el juicio, colocándole los años de condena a carteles que emulaban a los represores.
El juicio más importante de la región
Acorde a los datos recabados por organismos de derechos humanos y relatos de sobrevivientes, la Séptima Brigada realizaba tareas en la subzona Corrientes del Área militar 231, con poder de decisión sobre la planificación represiva.
Los centros de exterminio que se evidenciaron en este juicio fueron la Jefatura de Policía y el ex Regimiento de Infantería n*9, en el que en la actualidad funciona el Espacio de Memoria RI9.
La Brigada de Infantería VII tenía asiento en la capital correntina, en la intersección de las calles Córdoba e Irigoyen, y ejercía jurisdicción en lo que se conocía como sub zona 23, dependiente de la zona 2da.
Era dirigida por el Comandante del Segundo Cuerpo de Ejército y abarcaba los departamentos de San Cosme, San Luis del Palmar, Empedrado, Saladas, Bella Vista, Lavalle, Goya y Esquina de la provincia de Corrientes.
A la par, también tenía jurisdicción sobre las provincias de Misiones, Chaco y Formosa. Por consecuencia, al abarcar tanto territorio el juicio es considerado de los más importantes también para la región
Específicamente sobre los hechos denunciados se juzgó privación ilegítima de libertad agravada y tormentos, lo que implica secuestro, alojamiento en centros clandestinos y torturas.
Además, ocho casos de personas que aún revisten el carácter de desaparecidas, dos homicidios y dos nacimientos en cautiverio.
Para quienes decían que en Corrientes nunca pasó nada durante la dictadura, frase que aún es común entre la ciudadanía, este juicio vino a demostrar todo lo contrario.
El caso más importante de la región sentará precedente para las generaciones venideras y para todo el camino que aún falta por recorrer.
En el ejercicio de mantener viva la memoria, cabe destacar que en las redes sociales del Espacio Memoria RI9 se puede conocer día y hora de las visitas guiadas. Son gratuitas y abiertas a la comunidad en general.
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Agradecimiento portada y foto detenidxs: Jeremías Giordano